A causa de la interacción de los «Factores Biológicos», «las experiencias personales» y la propia «acción del medio» en que se desenvuelve la vida del individuo, los rasgos de personalidad que quedan más acentuados en afectados por síndrome de Tourette son los siguientes:
- Labilidad = inestabilidad emocional: con elevados niveles de ansiedad, miedo, preocupaciones, depresión. Sus consecuencias son un negativismo exacerbado, autoculpa global y permanente, desconfianza sobre el futuro mediato e inmediato.
- Expectativas de éxito y eficacia: En el caso de los afectados por el síndrome de Tourette, éstas expectativas son sumamente bajas, lo que genera inseguridad y desconfianza en las propias posibilidades.
- Locus de control externo para el logro de objetivos: Consiste en la creencia permanente de que es imposible ejercer un control sobre sus propias vidas, con lo cual se genera "desmotivación aparente" (vagancia) y "predominio de actuaciones negativas" (miedos).
- Baja tolerancia al fracaso: Los afectados por el síndrome de Tourette disponen de mecanismos de tolerancia al fracaso en las acciones emprendidas muy por debajo de la normalidad, con lo cual se genera "baja motivación para el logro de objetivos", "estrategias de minimización de riesgos" y "dependencia" de otras personas.
- Tendencia permanente a la culpa.
- Hipersensibilidad: lo que conlleva una "dificultad para el control de impulsos", "insistencia permanente", "impaciencia", "irritabilidad constante", "agresividad exacerbada", "necesidad constante de cariño", " necesidad de caricias", y de "contacto físico con las personas queridas".
- Ensimismamiento: lo que deriva en un grado elevado de introversión, consecuentemente, aparecen factores de "baja socialización", "dificultades de integración" y "momentos de exhibicionismo" tendentes a contrapesar el aislamiento.
- Disminución de la autoestima.
- Dificultad para la empatía (capacidad para entender al otro).